viernes, 11 de octubre de 2013

Drop Out

Con los acordes de una canción que nunca había escuchado, y a menos de 10 minutos de haber sido visitado por un fantasma, llega a mí una reflexión interesante...

El ancla es en verdad un timón, el cual agradezco tener ante estas brisas espectrales que tras alejarse para rozar el horizonte, de vez en vez amenazan con regresar como otrora convertidas en sobrecogedoras tormentas de alucinación. Sin embargo, ahora mi brújula goza del magnetismo suficiente para diferenciar cuando algunas corrientes marítimas y ventiscas quieren llevarme a islas desiertas... No escucho ya los cantos de las sirenas, a pesar de que las encuentre cada vez más hermosas y desafiantes.

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